No me gusta establecer demasiadas reglas, los niños necesitan también flexibilidad, me parece muy monótono y aburrido establecer rutinas, reglas, normas, tiempos para todo. Bastante aburrido es ya tener que cumplir todos los días con los horarios del colegio como para poner horarios a sus tiempos de juego. Jugar debería ocupar una buena parte del tiempo de nuestros hijos, o aprender mediante el juego, para ellos todo se asimila mejor si se vive como un juego.
Sin embargo hay juegos que sí necesitan un límite de tiempo, y no sólo juegos, redes sociales, mensajería instantánea y todo aquello que pueda generar una tecnoadición o una tecnofilía. La palabra suena muy fuerte, pero seguro que alguna vez habéis sentido que estábais enganchados a algún juego, que no os lo quitabáis de la cabeza, o a vuestra red social favorita, o simplemente a vuestro smartphone.
Internet, tabletas, smartphones, portátiles, consolas, todas tienen un sinfín de ventajas, nos ayudan a encontrar información en el momento que la precisamos, hay aplicaciones educativas, para aprender idiomas o practicar las tablas de multiplicar, podemos escuchar la radio en inglés, o simplemente entretenernos y pasar un buen rato. Pero es cierto que tienen un punto peligroso, y es que crean adicción si se usan sin control.
Hace unos meses leí una noticia de esas que te llevan a pensar ¿estamos locos o qué? Una familia había denunciado la desaparición de su hijo. Durante un fin de semana completo el niño estuvo en casa de un amigo sin que sus padres lo supieran. Los dos amigos habían pasado el fin de semana jugando a videojuegos. Es cierto que las noticias se cuentan para crear impacto en el lector, pero me pareció muy duro, no lo podía entender. No se puede llegar a perder el control hasta ese punto. Podríamos decir que un videojuego había secuestrado al niño, pero mi pregunta es ¿y antes de llegar a ese punto, no se podía haber establecido una serie de límites para evitarlo?
El tiempo que dedican los niños a jugar a videojuegos, a ver videos en internet, a usar un tablet, un smartphone o una consola debería ser controlado por los padres. Dejar a un niño usar libremente la tecnología, sientiéndose inmersos en el mundo digital, sin control de tiempos nos puede dar pan para hoy, y hambre para mañana. Es muy cómodo dejar a nuestros hijos que jueguen durante horas, porque no nos molestan en todo ese tiempo, pero no podemos ser tan egoístas, como se suele decir, el que no quiera polvo que no vaya a la era. Si tienes hijos, es imprescindible que los atiendas y les dediques tiempo. Así que la primera regla es: limita el tiempo que tus hijos dedican a videojuegos y otras aplicaciones.
Si la primera regla es el tiempo que se deben usar, la segunda sería establecer en qué habitaciones de la casa se pueden usar consolas, portátiles y tabletas. La habitación de los niños puede ser la primera opción que se nos pase por la cabeza, pero difícilmente podremos comprobar que no exceden el tiempo que deben usarlas si están encerrados en su habitación.
Así que la segunda regla sería sólo jugamos en el salón, o en algún lugar de la casa donde los aparatos que usen estén seguros, alejados de agua y a salvo de impactos y que siga siendo un lugar común. La habitación en la que estén usando los dispositivos con pantallas debe estar bien iluminada, usar pantallas con poca iluminación ambiental es perjudicial para la vista. En mi caso, en un mueble del salón se guardan las tabletas, la única televisión de la casa está en el salón, y a ella están conectadas las videoconsolas. Los móviles los dejamos en una balda del salón cuando llegamos a casa y así la tecnología se queda en esa habitación de la casa. En el resto de la casa no hay vida digital que valga, seguimos viviendo en analógico 🙂
Estas dos primeras reglas son la base de una educación de la cual recogeremos buenos frutos si las cumplimos todos en casa. Ya sé que puede haber tortas si solo hay una televisión en casa y la consola está conectada a esa televisión, porque cuando uno quiere ver un partido de fútbol, el otro quiere jugar a la Wii, y la otra quiere ver un video en youtube… pero todo es hablarlo, aprender a compartir, a esperar y a no tener todo lo que uno quiere con tanta urgencia. Habrá que priorizar y ser tolerantes y comprensivos. Seguro que hay mejores soluciones que llenar la casa de televisiones, videoconsolas y ordenadores a antojo de cada miembro de la familia.
La siguiente regla básica me parece que debería ser no comprar nada online sin preguntar a los padres. En principio, si tú nunca has puesto los datos de tu cuenta no podrán comprar nada, porque si tus hijos son aún pequeños no habrán pensado aún en cogerte la tarjeta de crédito de la cartera. Pero si tú ya has introducido tus datos una vez, entonces es cuando tu cuenta se puede quedar guardada en el terminal y tus hijos pueden comprar con un simple toque. Así que habría que explicarlo claramente, nada de comprar por internet, por el móvil o la tablet, el dinero con el que se paga no es de juguete, que más de uno lo ha llegado a pensar. El dinerito sale de donde sale el resto, de la cuenta de papá y mamá.
Y puestos a asentar reglas que nos duren para toda la vida y se puedan establecer desde pequeños, yo voto por aquellas que les protegen de peligros como ciberacoso o ciberbullying. En ese sentido es muy importante que sepan que detrás de un amigo virtual puede haber una persona muy poco amigable, por lo que nunca hay que dar datos personales a nadie que no sepamos realmente quien es, no se envian fotos, no se dice dónde vives, cómo te llamas, a qué horas tus padres están fuera de casa, cuántos hermanos tienes, no digas a qué colegio vas, cuántos años tienes, nada que pueda ayudar una persona malintencionada a identificarte.
En esta línea es muy importante que sepan que no se deben hacer fotos comprometidas, porque pueden llegar a hacerles la vida imposible. No te hagas una foto que no te gustaría que nadie viera. Si nunca te la haces, seguro que no te arrepentirás. Pero si te la haces, quién sabe.
Es muy importante también que sepan a qué juegos pueden jugar y cuáles no, así que si se quieren registrar en algún sitio web que pide el consentimiento de los padres, deberían leer lo que pone en las instrucciones del registro y remitir la información a los padres, nunca registrarse en un sitio que pidan autorización paterna saltándose esa autorización.
La séptima regla vela por su sueño y su descanso, no jugar a videojuegos después de cierta hora, establece la hora de la cena por ejemplo como límite, y después de la cena ya no se realizan actividades que les puedan llevar a un estado de excitación que les impida dormir y descansar correctamente.
Seguro que en casa tenéis alguna regla más, o puede que creais que me he dejado alguna regla importante sin mencionar. Si es así, no dudéis en hacerme llegar vuestro comentarios.
Nos identificamos mucho con todo lo que comentas….Nosotros algo que no nos va mal es que «nada de la tecnologia es de nadie», ni la tablet, ni el PC, ni la consola, ni la ds….todo es de la casa… 🙂
Genial Patricia, es muy buena idea! Mucho mejor si se comparte.