Los niños y la tecnología (primera parte)

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Seguro que muchas veces habéis buscado información sobre la evolución de vuestro hijo, hay mucha información en la red sobre las etapas evolutivas de los niños y niñas, de como van cambiando, cuándo dan sus primeros pasos o cuándo comienzan a hablar. Mucho antes que vuestro hijo llegara a la siguiente fase estábais ya informados, preparados, receptivos para la nueva aventura, porque cuando son pequeños, cambian día a día.

Según van creciendo es evidente que los cambios no son tan frecuentes, pero vuestro hijo como nativo digital que es, también sufre una desarrollo evolutivo entorno al mundo digital.

Hacia los tres o cuatros años los niños manejan perfectamente tabletas, smartphones o teléfonos móviles con pantalla táctil. ¿Y qué hace un niño tan pequeño con un móvil? Lo cierto es que hay muchísimas aplicaciones que captan la atención de los niños más pequeños, y lo triste es que pueden captar su atención durante horas.

En ocasiones dejar al niño jugar a la tableta, a la consola, o al móvil nos ayuda a los padres y madres enormemente, porque se quedan totalmente abstraídos, como solemos decir “no hay niño”. Ya sea para tenerlos tranquilos y quietos en la consulta del médico, mientras esperamos a ser atendidos, o para hacer algo diferente un día de mal tiempo, un smartphone puede ser realmente útil a una madre ocupada con varios niños, compra, pediatra, trabajo fuera y dentro de casa, etc. Pero no debemos caer en la tentación de usar este recurso más de la cuenta, ni mucho menos, un niño no debería dedicar a estos juegos más de los que dedique a cualquier otro tipo de juego no vinculado a la tecnología. Igual que no abusamos de la televisión o el DVD no debemos abusar de la tableta o la consola.

Una de las aplicaciones que más ha triunfado, al menos entre los niños de mi entorno, ha sido el famoso Pou. El Pou es una mascota digital. Cuando nosotros éramos ya no tan pequeños se popularizó el Tamagochi. pues ahora ellos tienen el Pou. Como mascota que es, les reclamará comida, mimos, calor, compañía… Al final como suele suceder con todas las mascotas, acabamos los papás dándole de comer al pobre Pou, sólo que ahora la mascota se viene con nosotros en nuestro móvil y nos encontramos atendiéndole en los lugares más insospechados. El Pou tiene el mismo propósito educativo que otras mascotas virtuales que han existido a lo largo de los años, el niño tiene una responsabilidad, tiene que cuidarle y evitar que se muera, lo cual sería un desastre.

Existen unas aplicaciones conocidas como doodles (to doodle significa garabatear en inglés) en las que los niños desde bien pequeños pueden hacer trazos de diferente grosor y color. Estas aplicaciones tienen también un buen trasfondo educativo. Afortunadamente papás y mamás los juegos violentos aún no llegan en esta etapa.

Antes de lo que quisiéramos, nuestros hijos aprenden a descargar sus aplicaciones de Google Play o de la Apple Store (las tiendas de aplicaciones de Google y Iphone respectivamente). Es realmente sencillo, un auténtico juego de niños. Lo que ya no es tan divertido es cuando la descarga de aplicaciones produce cargos en nuestra factura de teléfono o nuestra tarjeta de crédito. Por eso es recomendable llevar mucho cuidado con las aplicaciones que se descargan nuestros hijos, y evitar en la medida de lo posible que ellos mismos descarguen las aplicaciones, puesto que de otra manera el ocio del más pequeño de la casa nos puede acarrear algún gasto inesperado. Esperemos que al menos Apple solucione pronto el problema, ya que a mediados de enero de este año 2014 se ha sabido que en EEUU la Federal Trade Comission les ha obligado a pagar 32.5 millones de dólares a los afectados por las compras no autorizadas realizadas por niños en los iphone o ipad de sus padres.

Otra cosa que les encanta a los niños de esa edad es la cámara del móvil. Simplemente haciendo fotos pueden pasar un largo rato entretenidos. No sé si influidos por Shin Chan y su famoso “culito, culito” o por qué razón, pero fotografiar ciertas partes de su anatomía parece atraerles, sobre todo cuando se reúnen varios niños y los adultos no están demasiado pendientes. El principal problema que nos puede acarrear esto no es que nos llenen la memoria del móvil de fotos de escaso valor artístico, sino que tengamos habilitada la subida automática de fotos a la nube y todos nuestros contactos de Google + vean las fotos de los peques, lo cual podría ser cuanto menos embarazoso para los papás. Antes de dejarles usar la cámara de fotos del móvil, o cualquier otra, sería convenientes explicarles que no hay que hacer fotos embarazosas, con un lenguaje que puedan entender, y explicándoles las razones que creáis que ellos pueden comprender.

 

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