Cómo acabar con los grupos de WhatsApp del cole

Los grupos de WhatsApp de padres y madres del colegio son controvertidos. A los padres nos confunden, suelen ser fuente de desinformación más que de información, y nos esclavizan. A los profesores tampoco les gustan los grupos de WhatsApp de padres, porque éstos les sacan las castañas del fuego a sus retoños que eluden parte de sus “responsabilidades”, y a veces se llega a hablar de temas polémicos, que deberían tratarse de otra manera.

WhatsApp ha convertido a muchas madres y padres en agendas ambulantes, ya lo decía Noelia López-Cheda en este famoso artículo.

Aunque a nadie le convencen, año tras año estos grupos se presentan como la única solución para que los niños no se pierdan las fechas de exámenes ni los deberes que tienen que hacer. Definitivamente, a mi me parece que algo falla: muchas veces no se escucha lo que el profesor solicita, o no se entiende bien, o se malinterpreta, o se ha entendido, pero después surgen dudas. Al final, siempre hay unos cuantos niños que no han anotado la fecha del próximo examen o no han apuntado los deberes, y no necesariamente los niños son siempre los mismos. Le puede pasar a cualquiera. Y ahí están los grupos de WhatsApp para sacar a los niños del apuro.

De modo que queríamos hacer a los niños responsables de sus tareas y finalmente son los padres los que se hacen cargo, y no los niños. ¿Por qué?

– Porque se exige desde primero de primaria que sean responsables de su agenda, cuando apenas están aprendiendo a leer y escribir
– Porque los deberes se piden de un día para otro en muchas ocasiones
– Porque no hacer los deberes tiene consecuencias muy negativas, como quedarse sin recreo
– Porque se mandan deberes y hay exámenes con mucha frecuencia, con lo cual las probabilidades de error aumentan

¿Cómo podríamos conseguir que los niños supieran lo que tienen que hacer responsablemente? Algunos profesores lo han resuelto creando un calendario online donde son los propios alumnos los que por turnos anotan lo que hay que hacer.

Para niños más pequeños esto puede no ser factible y entiendo que es muy costoso comprobar la agenda de todos los niños de una clase para ver si han apuntado los deberes y los exámenes. Pero si reducimos la comprobación a 3 o 4 agendas, aleatoriamente, se puede comparar que todos hayan anotado lo mismo, en caso de que sus tareas sean idénticas. Se podría hacer una foto de una de esas agendas que llevan todo bien anotado y compartirla en el blog. ¿Qué se conseguiría con esto?:

– Los niños se podrían sentir protagonistas al ver su agenda en el blog
– Sabrían que su agenda puede ser revisada y tendrían una responsabilidad mayor por actualizarla correctamente
– Se esforzarían para que su agenda fuera la próxima en salir en el blog
– Para los docentes es una manera de saber qué exámenes y deberes han puesto sus compañeros y les ayudaría a coordinarse
– Acabaríamos con los grupos de Whatsapp del cole

Santiago Moll, profesor de secundaria, ha creado su propio grupo de WhatsApp con los padres de su tutoría, de manera que es el mismo profesor el que envía la foto de los deberes.  Me parece admirable que haya tomado esta decisión, pero lo mejor es que su experiencia ha sido muy positiva. Y el que esta experiencia haya sido positiva en su centro, no creo que venga determinada por las características de ese instituto en concreto, seguro que es una práctica beneficiosa en cualquier colegio.

Soy de la opinión de que lo importante es que los niños no puedan eludir la responsabilidad de estudiar y de hacer los deberes, que ya es suficiente responsabilidad. Si teniendo los medios para comprobar las fechas de exámenes o los deberes un niño decide no estudiar, entonces podemos decir que está siendo irresponsable, pero si el proceso de asignación de esas tareas o fechas no es 100% fiable estamos generando estrés innecesariamente.

Con las plataformas educativas digitales, como Google classroom y otras herramientas online, ya no hace falta anotar en la agenda los deberes. El profesor asigna tareas a los alumnos, el estudiante tiene la responsabilidad de entrar en la plataforma digital y ahí verá el trabajo asignado. Se simplifica el proceso, y se acaban las dudas. Podríamos decir adiós a los grupos de WhatsApp de padres si los deberes sólo se asignaran de esta manera.

¿Serán más irresponsables los niños cuando no tengan que apuntar los deberes porque las tareas vengan dadas de manera digital? No lo creo. Si la tendencia es a incorporar la tecnología en la educación, ¿entonces qué sentido tiene que se siga insistiendo en que los niños anoten todo en sus agendas?

La comunicación es fundamental, la confianza y la flexibilidad nos hacen más eficientes y más humanos. ¿Existe suficiente comunicación entre los centros y las familias? ¿Será por una necesidad de comunicación más amplia por la que surgen esos grupos de WhatssApp? Jordi Martí lo analiza muy bien en este post. Las escuelas tienen que abrirse más a las familias y éstas tienen que aprender a resolver sus problemas acudiendo a los centros educativos, y no mandando mensajes de WhatsApp que no solucionan nada.

Afortunadamente, estamos viviendo ya algunos cambios: docentes que crean sus propios grupos de WhatsApp con los padres, plataformas digitales, blogs de aula, clases invertidas. No se puede seguir negando la necesidad de incorporar la tecnología a la educación, a todos nos ayuda, y también nos puede ayudar a ser más eficientes en la asignación de deberes, y de fechas de exámenes, a generar menos estrés en las familias, a facilitar la coordinación entre docentes, a obtener mejores resultados porque los deberes estén claramente asignados y los exámenes se fijen en fechas que todo el mundo conozca. ¿Qué podemos perder si introducimos estos cambios? ¿Merece la pena seguir haciendo lo mismo?¿Tanto fomenta la responsabilidad el uso individual de la agenda como para no plantearse un cambio?

No sé muy bien cómo podríamos acabar con los grupos de WhatsApp del cole, pero si no hacemos nada, no desaparecerán por sí solos, y a mi personalmente, me gustaría que se usaran para hablar de otras cosas, y no de los deberes y los exámenes de los niños.